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EL GRITO: “QUIENES FILMARON FUERON UNOS ESTUDIANTES ORGANIZADOS, PERO QUIENES EDITARON FUERON LOS SOBREVIVIENTES”
Por Estrella Estefanía Tome Guzmán
Ciudad de México, 22 de febrero de 2025.- La muerte con la memoria es una cuestión que ha trascendido culturas, y especialmente los países de latinoamérica han mantenido heridas abiertas del trauma por distintos movimientos sociales y represiones. México es uno de ellos.
El grito. Memoria en movimiento 1968-2018 en su versión bilingüe, tiene como origen el documental de el mismo nombre sobre el movimiento estudiantil mexicano de 1968. En su nueva edición, este libro incluye testimonios más íntimos, fotogramas inéditos y detalles sobre el proceso de restauración del documental.
La presentación en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería contó con la presencia de Marcela Zamora, Manuel Aurrecoechea Hernández y María de los Ángeles Guadalupe Castro Gurría, así como colaboradores del proyecto de la Filmoteca de la UNAM. Por su temática, El grito fue un documental considerado ilegal en el año 1969, cuyo resguardo permaneció hasta 1976, cuando pudo ser proyectado en la Cineteca Nacional.
Ícono de trasgresión, enfrentamiento e identidad universitaria, esta cinta es reconocida como un ejemplar del arduo trabajo de la Filmoteca, pues su preservación, rescate y restauración han sido los principales objetivos del proyecto.
Marcela Zamora, documentalista y comentarista de origen salvadoreño, reconoció el trabajo desde su experiencia, comentando la importancia de esta edición del libro, pues es mucho más revelador. Asimismo hizo la observación de que este es indispensable para cualquier persona que aspira a estudiar cine. Habló también de la cercanía que tuvo con nuestro país mediante el documental y los libros, siendo que, aunque no vivió el 68 ni su memoria, conectó con las manifestaciones y sus motivaciones, destacando que este factor vuelve al producto audiovisual un producto internacional, pues es fácil de crear un vínculo con las juventudes y con las personas que hayan vivido en medio de la represión.
Sobre el documental, señalaría tres perspectivas visuales importantes: El punto de vista de las cámaras, como una alegoría de distintas miradas: por un lado, la cámara que se encontraba en la cima de uno de los edificios y que apuntaban a la plaza, representaría la mirada del mundo; por otro, la cámara que enfoca desde los departamentos, por los pasillos, era la mirada de los mexicanos ante el evento y, finalmente, la cámara que se encontraba entre los manifestantes es la mirada de los estudiantes.
Zamora admiró el libro como un registro de culto de tipo universal que visibiliza y conecta con el trauma colectivo de una nación golpeada por sus gobiernos. El factor atemporal resalta por la memoria como vestigio que resurge constantemente, pues al recordar a las víctimas, los retornamos al presente.
Para concluir, Castro Gurría hace un llamado a seguir recordando el 68 pues, en su experiencia como docente, es conocida la historia pero no sus motivaciones. El Grito. Memoria en Movimiento 1968-2018 en su versión bilingüe consta de 1000 ejemplares que ya se encuentran disponibles tanto en la FILPM como en la Filmoteca de la UNAM.