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Reubicar a la mujer en la literatura
Por Kristal Angelino
Ciudad de México, 22 de febrero de 2025.- ¿Por qué es necesario estudiar la literatura escrita por mujeres?, y ¿por qué estas mujeres terminaban siempre escribiendo con pseudónimos de hombres?, fueron las preguntas que Gabriela Valenzuela Navarrete lanzó al público para presentar, junto con su compañera y coautora H. Pilar Morales Lara, la obra Reubicarse, reclamar, retransitar: Lecturas críticas a la literatura escrita por mujeres mexicanas en el siglo XXI, un libro presentado esta noche en el Palacio de Minería, donde se realizó una crítica a cómo los objetos (personas) femeninos se han preocupado por su reubicación en el espacio literario.
Aunque la literatura mexicana producida desde la década de 1990 representa un terreno fértil para la investigación, existen pocos estudios al respecto del panorama crítico planteado por estas voces: identificando a los integrantes de distintas generaciones, sus temáticas recurrentes, los estilos y recursos lingüísticos que emplean, así como sus influencias y el impacto de su producción literaria.
Por ello, el análisis, la promoción y la difusión de esta literatura emergente son tareas esenciales para la crítica contemporánea y las escritoras y escritores actualmente en proceso de consolidación, cuyas obras están definiendo el rumbo de la literatura mexicana del siglo XXI.
Gabriela comentó el frecuente uso de pseudónimos en el siglo XIX y tomó como muestra el caso de Louisa May Alcott, la autora de Mujercitas, quien escribió sus primeras obras bajo el pseudónimo de A. M. Barnard. “Una de las virtudes de estudiar y leer a escritoras es reconocer lo que han ganado las mujeres en cuanto a la visibilidad en este gremio literario”, puntualizó.
“Una pregunta fundamental a la hora de planear el libro fue la crítica que se hace al realizar estos trabajos”, comentó Pilar, quien aludió a la autora Cristina Rivera Garza por su polémico libro El invencible verano de Liliana, en el que relata el feminicidio de su hermana. Con este ejemplo retoma el significado de su obra: “Hay que preguntarnos qué es la literatura, pero también preguntarnos cómo las academias y los grupos de investigación y los planes de estudio veían como una pequeña apostilla las novedades del siglo XXI, y que en realidad es un entorno vibrante, muy dinámico, muy cambiante. Incluso [hay que hacer] un cuestionamiento sobre qué es un género”, concluyó.